Saturday, February 16, 2008

Gregorio el Botero.



Si Gregorio el Botero hubiese sido consciente del enconado debate intelectual sobre el significado de España,allá por el año 1908, suscitado a través de su imagen retratada en una de las obras más famosas de Zuloaga "El enano Gregorio el Botero,en Sepúlveda", habría exigido al artista,como mínimo,unos ropajes de más enjundia para sus siguientes posados,en consonancia con su recién adquirida notoriedad.
Probablemente el analfabetismo de Gregorio blindó sus oídos ante las lindezas que sobre su deformada figura vertió un intelectual de la talla de Ortega y Gasset,aunque estos dardos verbales son propios de quienes cultivan en exceso su ego,es lo que tienen los genios.Ambos,Zuloaga y Gasset,lo eran.
El orígen de este debate patrio empieza cuando Zuloaga utiliza la figura de Gregorio, personaje real y poco agraciado que servía a los cadetes de la Real Academia Militar de Segovia,ensalzando su primitiva tosquedad,enalteciendo su presencia haciéndola digna y orgullosa en la miseria,posando altivamente con la ciudad medieval de Sepúlveda a sus pies.

Zuloaga ve en esa presencia austera y arcaica de su retratado una reminiscencia del eterno Quijote español,hidalgo desgraciado pero de nobleza inquebrantable,aunque el porte de Gregorio nos recuerde más al bueno de Sancho.
En ese cuadro subyace el espíritu que Zuloaga convierte en paradigma de la verdadera esencia del pueblo español,cuyos máximos exponentes serían,para la Generación Intelectual del 98,los castellanos y el paisaje de Castilla.Y esa es la España que trata de desmitificar un fervoroso defensor de la doctrina europeizante como Ortega y Gasset.
Si Zuloaga pretende ennoblecer la brutalidad y la miseria de sus personajes,otros como Valle Inclán, hunden a esa misma España analfabeta aun más en la miseria.

Toda esta retahíla de grandilocuencias brotaban de las mentes intelectuales al observar la gallarda presencia del enano Gregorio sobre el lienzo de Zuloaga.Gregorio,mientras tanto, tiene que preocuparse de cuestiones mucho más terrenales,como llevarse un mendrugo de pan a la boca...los devaneos metafísicos quedan para los intelectuales.

Leamos algunas descripciones que hace J. Ortega y Gasset del cuadro de Ignacio Zuloaga «El enano Gregorio el Botero»:
"Zuloaga ha pintado el enano Gregorio el Botero. Una figura deforme de horrible faz, ancha, chata y bisoja, calzados los pies de alpargatas y las piernas de calzones que medio se le derriban, en mangas de camisa, abierta ésta por el pecho, que avanza con enormes músculos de antropoide. Sobre el suelo se alzan, y apoyados en su hombro se mantienen en pie, dos henchidos pellejos que conservan las formas orgánicas del animal que en ellos habitó y afirman un no remoto parentesco con el hombre monstruoso que los abraza como a dos semejantes. Más que un ser humano parece un trozo de pedrusco y es el representante, por así decirlo, de la barbarie, de la España anclada en el pasado, de lo irremediable del peso de los siglos sobre España."

Ahí quedan esas palabras de Ortega y Gasset.

Dudo que el risueño Gregorio viese alguna poética en su propia miseria,del modo en que la captó Zuloaga,fascinado por ese aire primitivo y polvoriento que curte los rostros de las gentes castellanas.

Por mi parte puedo decirle a Gregorio,donde quiera que esté,que permanezca tranquilo,yo no voy a cargar sobre sus espaldas la esencia de nada.Menos aun la pesadísima losa identitaria de un país.Ya ves Gregorio que poco cuesta hablar del alma,la grandeza y la esencia de España cuando todo el peso recae sobre tus costillas.Tranquilo Gregorio,no te voy a poner de nuevo el disfraz del Quijote,curiosamente era Zuloaga quien luchaba contra esos jigantes molinos de viento.

Finalmente Gregorio,no te enojes si Gasset se refiere a ti como "figura deforme de horrible faz".En Ortega reside un ser mucho más horrible que tú,su ego desmedido y hambriento que necesita ser alimentado con tu analfabetismo.

Si hemos encontrado algo de miseria en la grandeza de Ortega,a buen seguro que hallaremos algo de grandeza en la miseria de Gregorio.