Wednesday, September 19, 2007

Negro sobre blanco,blanco sobre negro.





El blanco de color marfil en las teclas de un piano,necesita el negro ébano del resto de teclas para,por ejemplo,matizar el glissando (efecto sonoro consistente en pasar rápidamente de un sonido a otro haciendo oír todos los sonidos intermedios posibles, no sólo los tonos y semitonos)

Estaba sólo ante el tablero de ajedrez,fue él mismo,el rey,quien lo mandó construir,pero nada más que con casillas blancas y figuras blancas.A los pocos días,viendo la evolución de los acontecimientos,encargó al mejor artesano un nuevo tablero,esta vez de casillas blancas y negras,lo mismo las figuras...no quería sentarse ni sentirse, de nuevo, sólo frente al tablero de ajedrez.

Son grandes y suaves,comen bambú y,aunque puedan tener un día triste,sus ojos tienen la magia de reflejar la sonrisa de un niño.Ellos quedan extasiados mirando a los osos panda,quizá los niños piensen que la naturaleza no pudo haber elegido mejores galas para el osito panda...un simpático traje,como no,negro sobre blanco...o blanco sobre negro,que más da.

Me gusta contemplar un cielo inundado de millones de estrellas,luminosas,blancas,brillantes...cuanto más oscuro y negro es el manto del cielo nocturno,más radiante y luminosa nos guía la Osa Mayor,incluso puede que en compañía de Cassiopea...y aunque algunas estrellas muestren su timidez pasando fugazmente ante nuestros ojos,la oscuridad nos permitirá contemplar por unos instantes,eso mismo...la fugacidad de lo brillante...

Es curioso,en ese manto denso y negro que cubre el cielo de la noche,al cual nuestro cerebro,como ya mencioné hace tiempo,ha decidido situar como fondo,caben miles de millones de destellos blancos,agujeros negros que engullen polvo de estrellas y galaxias enteras,años luz que viajan solitarios y,paradójicamente, eternamente perdidos en el tiempo oscuro del universo.Ese manto de negra oscuridad arropa todos los mundos imaginables.

Si el cielo nocturno fuese blanco...nadie hubiese tenido la posibilidad y el acierto de llamar Andrómeda a una estrella.De la misma forma,si en cielo negro de la noche,las estrellas fuesen negras,nunca se hubiesen escrito algunos de los poemas más bellos.De nuevo han de caminar juntos,blanco y negro,negro y blanco.

Contemplad el alba al amanecer,porque ha querido hermanar lo negro y lo blanco.El alba,cuando está a punto de nacer un nuevo día,nos obsequia con una de las alianzas más hermosas de la naturaleza,la oscuridad de la noche,abraza por unos minutos la incipiente,y aún tenue,blancura del amanecer.En ese momento de claroscuros barrocos,nada es totalmente negro,ni nada totalmente blanco...eso es lo que tienen los abrazos,por unos momentos,dos...se sienten uno solo.

El día,finalmente,pasa su testigo a la noche que nos custodia.Vencido por el sueño, mis ojos van cerrándose despacio,el negro y el blanco se van fundiendo poco a poco,caminan por la cuerda de un funambulista,colocada justo en la línea que divide lo consciente de lo inconsciente,van desapareciendo de mi vista,hasta diluirse en la distancia que separa lo que ya no es tan blanco de lo que aún no es tan negro.

Los últimos rayos del sol,juegan al escondite con las primeras sombras de la noche.Me voy alejando de un mundo para introducirme en otro...en este éxodo ya no hay blancos ni negros...la diáspora terrenal tiene vetada su entrada en el escenario onírico,aquí solo hay sueños,que quizás se pierdan para siempre en agujeros negros...o viajen indefinidamente en el tiempo a través de años luz...

En cualquier caso,los sueños siempre han sido libres, no pertenecen a lo blanco ni a lo negro,más bien al contrario,son unos y otros los que viajan fugaces dentro de un mismo sueño.