Thursday, December 27, 2007

El Árbol de Navidad más triste del mundo.


Un grupo de niños baja en tropel las escaleras mecánicas del centro comercial,la algarabía muchachil es ensordecedora.Provenían de alguna de las siete salas de cine ubicadas en la planta superior.Hoy estrenaban una de esas películas del género fantástico tan propias de estas fechas navideñas,y en las que desfilan toda suerte de extrañas criaturas...ya se sabe,brujas buenas y malas,elfos,un enorme oso polar que habla,algún ser mitológico que otro,un anciano con bastón volador y, por supuesto, unos jovencitos encantadores a través de cuyos ojos logramos adentrarnos en ese mundo de ensueño.
Los muchachos excitados,embriagados por el viaje al mundo de nunca jamás que soñaron desde sus butacas,pasan como una estrella fugaz, casi rozando,un arbolito de Navidad situado en un pequeño rincón del enorme centro comercial,en la desolada planta del sótano,allá abajo.Sus bolitas rojas y doradas sin centelleos luminosos sienten frío ante la desnudez de unas paredes grises y húmedas.
Aun retumba el eco de las voces infantiles tras su paso veloz.Una bolsa con gominolas, regaliz rojo y cocacolas de azúcar yace inmóvil junto al árbol navideño,no lejos de ahí, un chiquillo detiene por unos instantes su frenética carrera,parece bacilante,duda unos segundos...finalmente opta por la seguridad del grupo y abandona su pequeño botín azucarado.Será que la idea de retroceder en solitario pesa más que la tentación de satisfacer su paladar.
El silencio vuelve a invadir esta planta oscura y se convierte,una vez más,en el único compañero del arbolito.
En lo alto de su copa descansa una estrella dorada,es pequeñita y tímida,como todo lo demás, sin luz,igual que el resto de bolitas.La estrella parece mirar hacia arriba guiada por un débil hilillo luminoso que proviene de la primera planta.
Ahí las luces se multiplican por doquier,todo es vida, bullicio.Todo es un anuncio de publicidad.Un novio discute con su novia,ésta parece ensimismada degustando una tarrina de chocolate belga y observa,con cierta indiferencia, a su pareja.Una abuela canta, desafinando, un villancico a su nieta,la pequeña ríe, quizás le recuerde a algún dibujo animado...o vete a saber de que reirá.
Si,arriba cientos de zapatos de todas las razas posibles deambulan sin rumbo definido,en caótica procesión,están pendientes de no chocar,nunca se detienen.Cuatro chicas adolescentes con rostro aburrido y curiosas zapatillas de cuadritos multicolores, esperan turno para entrar en los cuartos de baño.
Unos jovencillos con gorra beisbolera acaban de estallar un globo blanco con dibujitos de Papá Noel y ríen de forma estruendosa.Una mujer con bebé en brazos observa la escena,tiene cara de pocos amigos,su mirada gélida y amenazante atraviesa a los desbocados imberbes,sus estridentes risotadas se congelan de inmediato,saben que no hay rival más poderoso sobre la tierra que una mamá leona protegiendo a su cachorro.Mejor poner pies en polvorosa.
Dos simpáticos hermanitos,unos 7 años el mayor,4 o 5 el pequeño, hacen acto de presencia.Ambos ,idénticamente uniformados,exhiben sin conocimiento de causa exclusiva ropa de marca.Estos infantes, a su vez,son exhibidos por sus jóvenes y triunfadores progenitores,ellos si,con conocimiento de causa.Finalmente, en este alarde exhibicionista,la mega-marca muestra triunfal el peregrinar de sus fieles acólitos por la catedral del ocio.
Un guardia de seguridad con sonrisa cansada y rasgos andinos,está postrado junto a una de las puertas de acceso al centro comercial,trata de hacer prisioneras las miradas sin nombre de los miles de visitantes,solo busca algún saludo y,tal vez, una mirada cómplice sobre tacones de aguja y perfumada con Chanel nº 5 que le haga soñar,también a él,con un mundo de nunca jamás.Soñar es gratis.
Su chaqueta de uniforme,fabricada al por mayor,le queda dos tallas grande,es de color gris marengo con unas ridículas franjas verdes.Desafortunada combinación para seducir.
El guardia se resigna,a penas recibe un par de saludos en este descomunal trasiego de gente sin ojos.
En la planta del sótano,el frío,la oscuridad y el silencio han secuestrado a la Navidad.El arbolito,rehén solitario,permanece triste y callado en su rincón.
Son las doce de la noche.El centro comercial está casi desierto.En la primera planta hay restos de lo que fue un globo blanco,una vieja chaqueta de pana marrón,un gorrito azul de lana,cientos de golosinas alfombrando el suelo y miles de sueños huérfanos vagando como fantasmas.
Dos limpiadoras fuman sendos cigarrillos,no parecen inmutarse ante la visión del escalofriante campo de batalla.Estas espartanas están acostumbradas al combate cuerpo a cuerpo.Son dos guerreras de la vida.
Alguien baja las escaleras mecánicas y accede al sótano,se dirige con paso lento hacia un rincón frío y escondido.Conecta un cablecito negro y fino.De repente las bolitas rojas y doradas del pequeño árbol lucen en la oscuridad del sombrío lugar...el rostro iluminado del guardia deja escapar una sonrisa melancólica teñida de rojo y oro.Pronuncia unas palabras,el tono es suave:
"Hola amiguito,creo que eres el árbol de Navidad más triste del mundo"
"¿Sábes una cosa compañero? ¡al carajo si nadie me saluda! Me complace estar contigo,tú me escuchas".
El guardia se sienta junto al calor de las bolitas, abre una bolsa de plástico y come algo de turrón.Después de permanecer unos minutos en silencio,se levanta con gesto fatigado y frota con el puño de su chaqueta la estrella dorada del arbolito,lo hace despacio,con ternura.
"Feliz Navidad amigo",concluye.
La estrellita dorada brilla más que nunca.